La provincia de Gipuzkoa está compuesta de
una gran diversidad de espacios naturales que merecen la pena ser
visitados y degustados sin mirar el reloj. La capital, Donostia-San
sebastián, ha crecido extendiéndose por las colinas que rodean el centro
de la ciudad y ocupando las zonas llanas de las vegas próximas. La ciudad
está recogida sobre tres pequeños montes que son Urgull, Ulia e Igeldo,
ofreciendo desde cualquiera de ellos vistas hacia un marco incomparable
como es la bahía de San Sebastián. Especialmente impactantes son las
vistas que nos permite el monte Igeldo desde el viejo parque de
atracciones. Desde el mismo divisamos las playas de Ondarreta y La Concha
así como la isla Santa Clara, dándonos una perspectiva de ensueño de la
ciudad. Otro de los rincones que no debemos perdernos es el Palacio de
Miramar, construido para la Reina María Cristina en 1893. Sus jardines
abiertos al público constituyen un excepcional mirador frente a la isla
Santa Clara.
La llamada ruta de la sidra entre las localidades de
Astigarraga y Hernani es destino habitual de guipuzcoanos y visitantes a lo
largo de todo el año y sobre todo entre los meses de Enero y Abril. Se
trata de una zona verde, suave, donde los manzanos ocupan la mirada del
paseante y la tranquilidad se hace dueña del alma.
El tramo costero puede interpretarse como
otra de las rutas típicas dignas de realizar. Por una
parte podemos dirigirnos hacia Bilbao, ó tomar la dirección Francia. En cualquiera
de los casos acertaremos con la decisión. Con la primera ruta disfrutaremos de
la costa y de los montes que la acompañan, pudiendo aprovechar las
paradas en los pueblos para degustar un menú basado en las riquezas del
mar. Cerca de la costa, adentrándonos pocos kilómetros en el interior
nos encontraremos con un cuidado y extenso parque natural. Está situado
en la localidad de Aia y nos permite pasear ó descansar en alguna de las
mesas de piedra instaladas en el parque.
En el límite con Francia nos encontramos con la bahía de
Txingudi, donde desemboca el río Bidasoa, compartido por Irun, Hendaia y
Hondarribia. Por sus especiales características, este rico ecosistema da
cobijo a múltiples especies de aves migratorias. Poco antes de que el
río se abra a la bahía, podemos encontrar la Isla de los Faisanes,
pequeña superficie de tierra testigo de acontecimientos históricos como
las conferencias en las que se gestó la Paz de los Pirineos.
Ya en el interior los valles son los principales
protagonistas. Desde la carretera que corre paralela al río Deba, se
accede a valles escondidos como Kilimon, en el mismo Mendaro, ó Lastur.
En el primero abundan las grutas y cascadas, así como los restos de
viejas caleras. En Lastur, más cerca de Deba, son célebres las capeas
que protagonizan los vivos toritos de la zona, y también puede visitarse
un tradicional molino del siglo XII.
La comarca del alto Deba puede considerarse el centro
geográfico del País Vasco. Cuenta con atractivos parques naturales, como
el de Aizkorri ó las inmediaciones del embalse de Urkulu.
Este es sólo un ejemplo de la diversidad que tiene la
provincia de Gipuzkoa, ya que tome el camino que tome, se verá
grátamente sorprendido por la viva y privilegiada naturaleza que ocupa
este espacio geográfico.
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